En estos momentos aciagos en que se escriben, como decía Juan Mari Brás, los prolegómenos de lo que será la hora definitoria en que la nacionalidad boricua, o se salva o perece en el mar pantanoso de la ciudadanía yanqui, la poesía y el poeta se hacen uno, son arma y resistencia.
La poesía nos ayudará a advenir a la transfiguración gloriosa que preservaron "Los caballeros de la raza", como les llamó Don Pedro, en 1954. Somos, de manera poética y de forma político-sociológica, solo puertorriqueños/as, nada más, nada menos. - Eduardo Villanueva Muñoz
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