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Antulio Parrilla Bonilla

Nacido en San Lorenzo, Puerto Rico en 1919, Monseñor Parrilla fue ordenado sacerdote diocesano en 1952. Hombre de visión, estudio y oración, realizó diversos trabajos siendo sacerdote. Ya fuera en la Cancillería de San Juan o en una parroquia, se destacó en el trabajo social con las comunidades. Fue director de Acción Social Católica, asesor de la JOC y un gran propulsor del movimiento cooperativista. En 1957 ingresa como jesuita en la Compañía de Jesús. En 1965 fue fue consagrado Obispo Titular de Ucres y Auxiliar de Caguas. Más tarde dirigió el Seminario Regina Cleri de Ponce. Fue profesor en el Instituto de Cooperativismo de la Universidad de Puerto Rico. Fundó el Centro Social Juan XXIII para la formación del laicado. Escritor asiduo en diarios locales y extranjeros, defendió muchas causas en su afán por ver redimido al pueblo puertorriqueño. Falleció el 3 de enero de 1994.

Mirada Cooperativista / 2019: año de Antulio
Por Mildred Santiago/Especial para CLARIDAD

Nunca sostuve una conversación con él. Lo veía de lejos. Aquella figura irradiaba respeto. Era de esos que no pasan desapercibidos. Sentí emoción solo de verlo la primera vez, una tarde en la sede de la Liga de Cooperativas. A penas me iniciaba en el cooperativismo cuando supe de su legado y su vida de inmediato busqué sus escritos. Desde entonces son piezas inseparables en mi quehacer diario. Su ejemplo de vida da aliento, fuerzas y sabiduría para promover, proteger y defender el cooperativismo. Este año conmemoramos el centenario del nacimiento de este hombre que honró el cooperativismo con su ejemplo de rectitud y sobre todo por su valentía.

Monseñor Antulio Parrilla Bonilla nació en San Lorenzo un 6 de enero de 1919. Fue en la Universidad de Puerto Rico que estudió su bachillerato. Durante sus estudios de Maestría en Economía fue forzado a unirse al ejército de los Estados Unidos. Estudió Filosofía y Teología en el Seminario Mount St. Mary’s, en Maryland. En el 1952 fue ordenado como sacerdote y en el 1965 como Obispo Titular de Ucres y Auxiliar de Caguas. Dirigió la Oficina de Acción Social Católica y desde ahí se entregó en cuerpo y alma a promover el cooperativismo. Muchas de nuestras cooperativas de ahorro y crédito se gestaron para esos años. De sus escritos conocemos la historia de la efervescencia que se originó con la llegada a Puerto Rico del padre canadiense Joseph Mac Donald para dictar unos cursos en la UPR. En su libro Cooperativismo: teoría y práctica expresa: “Al terminar el año económico 1955-56 había en Puerto Rico 236 cooperativas de diversos tipos, aunque la mayoría era de ahorro y crédito, con unos 71,000 miembros y 38 millones de dólares de capital. Hacia 1954 la Iglesia católica empezó a respaldar públicamente el movimiento cooperativo y hasta auspició la formación de cooperativas de crédito parroquiales, llegando a haber unas 30 o 35.”

Esas 35 se multiplicaron. Llegaron a ser casi 300. Hoy son 114 y el número de socios va en aumento, casi un millón. Muchas están cumpliendo 60 de existencia al servicio del pueblo y han sido vehículos de inclusión financiera para muchos que han resuelto sus necesidades. Miles de líderes han sido parte de los cuerpos directivos de estas instituciones. Para muchos de ellos, al igual que para mí, Antulio Parrilla es guía, sostén e inspiración. Hemos sido afortunados de conocer su vida, su apego a la doctrina social cristiana, sus destrezas organizativas, su ideología, independentista, antimperialista, sus conocimientos en cooperativismo, su crítica severa, su verbo aguerrido y locuaz. Entre sus escritos destacan dos libros que son indispensables en la literatura cooperativista: Cooperativismo: teoría y práctica, publicado en el 1971 y Cooperativismo en Puerto Rico, una crítica, publicado en 1975. El primero fue para ser utilizado por estudiantes de cooperativismo en sus cursos y el segundo contiene artículos publicados en CLARIDAD, la revista Avance y el periódico La Hora. Tomo datos de ambos al escribir esta columna para exhortar su lectura.

La historia de nuestros precursores en especial de Santiago Andrade y Jose Celso Barbosa, la historia del cooperativismo nacional e internacional, los fundamentos del cooperativismo, entre otros están plasmados magistralmente en Cooperativismo: teoría práctica. En ese mismo libro sobre la ética y el cooperativismo escribió una premisa más que cierta:

“El cooperador no puede hacerse de una dicotomía ni desvestir lo económico de lo ético. Al contrario, debe ser sumamente cuidadoso en observar fielmente por el juicio de su conciencia las más mínimas reglas de lo moral”. Ese afán en describir el comportamiento que debe regir a los cooperativistas tiene vigencia hoy y siempre. El líder cooperativista tiene que regirse por los valores y principios que definen el cooperativismo y sobre todo por el mas alto rigor ético. Antulio Parrilla Bonilla lo sabía, lo vivía y por eso fue implacable con aquellos que entendía lesionaban el cooperativismo con sus actos.

En el libro Cooperativismo en Puerto Rico, una crítica hace una comparación sencilla y contundente entre el cooperativismo y el capitalismo:

“Por esto la ideología cooperativista es diametralmente opuesta al actual sistema capitalista de marcado tinte deshumanizante, monopolizador, manipulador y fundado en la primacía de las cosas y no de las personas.”

En mis casi 40 años en el cooperativismo han sido muchas las veces que he enfrentado críticas cada vez que asumo posturas sobre derechos humanos o injusticias. En más de una ocasión ha salido alguien a pedirme silencio y neutralidad sobre esos asuntos. Ese es, precisamente, el silencio que concede y nos hace cómplices. Esas mismas personas fueron las que invocaron silencio cuando se reclamaba la salida de la marina de guerra de los Estados Unidos de Vieques, abrazamos la causa de la excarcelación del preso político Oscar Lopez Rivera y apoyamos las luchas ambientales. Invocaban que los cooperativistas debían mantener neutralidad política en estos asuntos. Esa neutralidad fue tenazmente rechazada por Parrilla Bonilla directo al grano, sin titubeos y de frente en Cooperativismo en Puerto Rico, una crítica.

“El cooperativismo verdadero se desvive por organizar a los pobres, a los indefensos, a los campesinos, a los trabajadores, a los estudiantes, a las amas de casa, a los habitantes del arrabal y de las zonas rurales aisladas y deprimidas. Cuando hay espíritu de cooperación comprometido con el cambio y la creación de una nueva sociedad, su liderato asume posiciones políticas, pues el cooperativismo, sin ser políticamente partidista, no es neutral frente a la política alta y general de la persecución del bien común, frente que no puede estar cerrado o vedado a nadie.’’

Es mi cita preferida y es momento de invocar ese “espíritu de cooperación comprometido con el cambio”. Hoy no se puede ser neutral en especial en un movimiento basado en el bienestar y la felicidad del ser humano.

Gracias a los líderes del Centro de Estudios Dominicos del Caribe, custodios de la obra de Monseñor Antulio Parrilla Bonilla por la iniciativa de celebrar la vida y obra de este hombre bueno y valeroso. Los cooperativistas estaremos organizando actividades todo el año para dar a conocer una fuente de inspiración que nos estremece por su vigencia y ejemplo de vida.

 


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