La lucha contra el gasoducto propuesto por la administración del exgobernador Luis Fortuño se dio en múltiples frentes: el sector ambientalista, las comunidades y la diáspora boricua en Estados Unidos, con la ayuda de trabajadores de las mismas agencias gubernamentales proponentes del proyecto o encargadas de evaluarlo que estaban convencidos de que no beneficiaría al país.
El relato de cómo se desarrolló esa unión de voluntades, los altos y bajos de la resistencia y la consecución del objetivo bajo el liderato de Casa Pueblo de Adjuntas, lo presenta Arturo Massol Deyá en su libro Amores que luchan.
“La lucha contra el gasoducto fue intensa y la asumimos con cuerpo y alma. Yo encontré en escribir como un alivio, un desahogo. Empecé a escribir reflexiones sobre los asuntos que estaban pasando, asuntos personales, y se van acumulando, la lucha se va agigantando y de pronto hay suficientes reflexiones y memorias que orgánicamente evolucionan a un texto que no es una columna de periódico, sino que se convierte en un libro”, explicó.Se trata de un acercamiento personal del director asociado de la organización comunitaria, que recopila en este texto publicado por Ediciones Callejón una serie de reflexiones y memorias de lo vivido entre 2010 y 2012, actualizadas con anotaciones posteriores que contextualizan lo que finalmente ocurrió.
El contenido base quedó listo en el 2013, pero no fue hasta principios de 2017 cuando se lo presentó a Ediciones Callejón. En el proceso de elaboración intervinieron muchas personas, entre ellas la escritora y columnista Mari Mari Narváez, quien fungió como editora. El escritor Eduardo Lalo escribió el prólogo.
“Aunque lleva mi nombre, yo siento que es cónsono a lo que hacemos en Casa Pueblo, es un proyecto colectivo”, observó.
El profesor del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) recordó que la Comisión Técnica y Científica de Casa Pueblo tuvo una destacada participación al levantar los argumentos científicos en contra del gasoducto para confrontar el discurso del gobierno, que gastó millones de dólares en publicidad para vender la “Vía Verde” como el proyecto que resolvería la entonces “crisis energética” declarada por Fortuño.
De otro lado, las comunidades fueron vitales en poner la voz y el cuerpo en las manifestaciones, mientras Casa Pueblo consiguió activar a un sector importante de los puertorriqueños residentes en Estados Unidos que, principalmente a través de las redes sociales, también hicieron campaña en contra.
A eso se sumó la colaboración de empleados de agencias como la Junta de Calidad Ambiental, que proveyeron información privilegiada del proyecto para que Casa Pueblo la articulara de acuerdo a sus propósitos.
Massol Deyá concluyó que esas posturas se asumieron por amor a Puerto Rico y su aglutinamiento fue lo que permitió derrotar el gasoducto.
“La gente piensa que los amores son simplemente un sentimiento y es cierto, pero los amores también son un motor. Y en el caso de Casa Pueblo, son el motor de por qué hacemos las cosas. ¿Por qué uno quiere proteger los bosques? ¿Por qué uno quiere proteger las aguas? Uno lo hace porque siente amor por la naturaleza y en esa lucha de proteger los bosques, las aguas y la seguridad de la gente uno se da cuenta que esos amores no pertenecen a una ideología ni a una creencia religiosa. Realmente son amores compartidos. Y el libro recoge muchas instancias donde están todos esos amores. Nuestro punto de partida es el amor por Puerto Rico, por nuestra gente”, expresó.
“Esos amores vienen de muchas formas. El que está en la silla de atrás, el que no quiere dar cara pero provee información, el que está rezando por nosotros y el que nos envía una nota de aliento. Hay muchas de esas instancias que son la esencia de por qué el gasoducto se derrota. En un lado está la avaricia de un proyecto de explotación y la contraparte son los amores que luchan, lo confrontan, se juntan, hay tierra común y de pronto esa mala propuesta queda derrotada por el país”, agregó.
Amores que luchan: relato de la victoria contra el gasoducto en tiempos de crisis energética fue presentado el pasado sábado en Casa Pueblo, donde se puede adquirir. Para Massol Deyá, no había mejor escenario que el presente para que viera la luz.
“Creo que no podíamos encontrar mejor coyuntura histórica para presentar el libro que la actual, donde el conflicto de la crisis energética cobra nuevamente prominencia en el país. Y yo espero que el libro se inserte como parte de esa conversación, de esa discusión”, sostuvo.
Publicado: 20 de agosto de 2018